Carta a mi Amiga la Enfermedad:
Entraste en mi vida hace algún tiempo, demostrándome en ocasiones que vivir no era fácil, sobre todo si no prestaba la atención necesaria en lo que la vida quería enseñarme.
Cuando pretendía eliminar tus síntomas, con múltiples tratamientos, regresabas muy pronto, puesto que sabías que yo aún necesitaba de tu presencia aunque yo no lo aceptase.
A tu lado he aprendido a reconocer la importancia del dolor en las demás personas, pues gracias a caminar junto a ti he comprendido cuando otros seres lo padecen.
Gracias a ti he tenido la oportunidad de conocer a gente increíble, de la que he podido aprender las infinitas posibilidades que la vida me presenta y que por no estar atento nunca pude reconocer.
Has sido mi compañera de viaje y debido a tu presencia me motivé a investigar en libros y buscar en algunas personas los tratamientos para mejorar mi calidad de vida y mejorar mi salud.
Me enseñaste día tras día la importancia de quererme y valorarme, haciéndome consiente de la importancia que tiene el escoger bien mis pensamientos, mis alimentos y el manejo y la adecuada gestión de mis emociones.
Me has enseñado que la mayor prioridad en mi vida debo ser yo, y a no darle demasiada importancia ni a mi pasado ni a mi futuro, mostrándome la importancia del vivir en el aquí y en el ahora.
Gracias a ti conocí la importancia y la sabiduría de la naturaleza, reconociendo en algunas personas y en mi ser, la capacidad de sanación y el enorme potencial para restablecer de nuevo mi equilibrio.
Hoy, valoro cada minuto de mi vida y cada cosa que hago, he aprendido a quererme y a aceptarme tal y como soy.
Tu presencia me ha motivado a analizar lo que pienso, lo que siento y lo que hago, aprendiendo a quererme, a creer y a confiar en mí; además he conocido el amor, entendiendo que la vida es una maravillosa oportunidad de crecer y aprender.
Actualmente, mis pensamientos ya no se enfocan solamente en sobresalir o darme demasiada importancia, en lucirme, buscando agradarle a las personas. Hoy disfruto el solo hecho de existir.
Deseo disculparme contigo, ya que te he juzgado de mala manera y con rabia he opinado mal de ti, haciéndote responsable de mi sufrimiento, de mis trasnochos y de mi dolor, suponiendo que gracias a ti había gastado mucho dinero. Reflexionaba que todo lo que me pasaba era culpa tuya y no suponía que merecieras mi respeto y mi aprecio.
Ahora entiendo que viniste a mí porque necesitaba de ti, de padecer y sentir el dolor de convivir con la enfermedad para que las personas pensaran que yo era fuerte, pues yo mismo no lo consideraba así.
Mi ser necesitaba conocer el dolor y el sufrimiento, lo cual me llevó a ocuparme y a interesarme del dolor y el sufrimiento de los demás, permitiendo replantear mi vida, pues me encaminaba hacia el caos agrediéndome constantemente de diferentes maneras.
Por favor, discúlpame, no eres la responsable de mi sufrimiento, has sido mi amiga y llegaste a mí enseñándome a superar y salir de lo que yo mismo había causado.
Fuiste mi gran maestra, he aprendido mi lesión.
Gracias, ya no te necesito mas, te puedes ir y te dejo en paz.
ADIÓS Y GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS.
Esta carta se debe leer en voz alta durante 9 noches y al finalizar se debe incinerar y darle un cierre al ciclo que se acaba de terminar.

MEDICINA ALTERNATIVA
Agenda Tu Cita Por Whatsapp