¿Son importantes las grasas en la alimentación?

La primera causa de mortalidad en la población mundial se origina en la enfermedad cardiovascular, a la que pertenecen la enfermedad coronaria, el infarto agudo del miocardio, el accidente cerebrovascular, la ateroesclerosis y la hipertensión arterial entre otras.

Actualmente, entre las personas mayores de 50 años, la muerte por enfermedad cardiovascular representa el 53 %, comparada solo con el 18 % de las muertes por la misma causa en el año 1900.

La mayor parte del recrudecimiento de las muertes por esta causa se debe al consumo incorrecto de las grasas, ya que continuamente somos “agredidos” por aceites refinados, ricos en grasas trans desnaturalizados.

Así como existen grasas que desmejoran nuestra salud, también hay grasas que la fortalecen. Estas grasas son conocidas con el nombre de ácidos grasos esenciales.

Los ácidos grasos esenciales son el ácido linolénico mejor conocido como omega-3 del cual el 95 % de la población que habita en las ciudades tienen deficiencia y el ácido linoleico u omega 6 del cual casi la totalidad de las personas tienen un excesivo consumo.

Los ácidos grasos esenciales actúan en el ámbito de procesos metabólicos y funciones vitales como el correcto funcionamiento del cerebro, corazón, sistema inmunitario, y son la materia prima que el cuerpo utiliza para producir hormonas, lípidos cerebrales y prostaglandinas.

Los ácidos grasos esenciales ejercen un efecto depurativo en el cuerpo, nos protegen de los efectos dañinos producidos por las “grasas duras”, disminuyen el colesterol dañino, “desengrasan” las arterias, lubrican las articulaciones, limpian el hígado, regulan y modulan el sistema hormonal.

El ácido linoleico u omega 6 del cual se consumen cantidades exageradas, tiende a tornarse dañino para la salud, ya que tiene efecto pro inflamatorio.

La verdad oculta detrás de todos los aceites vegetales de cocina que se consiguen en las tiendas y supermercados y que se venden como 100 % vegetales y con cero colesterol, aun cuando el colesterol no existe en el reino vegetal, es que todos ellos han sido refinados.

En el proceso de refinamiento de los aceites suelen utilizarse una gran variedad de sustancias químicas y lo usual es que se eleven las temperaturas de los aceites hasta los 250 grados centígrados.

Las temperaturas elevadas usadas en el refinamiento, desnaturalizan los ácidos grasos esenciales, destruyen sus enzimas, se remueven los fosfolípidos y la lecitina, se pierden el hierro, el cobre, el calcio, el magnesio, la vitamina E, las proteínas, los minerales, los fitosteroles, el betacaroteno y la clorofila.

Por encima de 150 grados centígrados las grasas insaturadas se vuelven mutagénicas, es decir peligrosas para nuestros genes además se convierten en ácidos grasos trans, los cuales son tóxicos para nuestro organismo, crean radicales libres, producen inflamación, y su consumo crónico predispone a la carcinogénesis.

Sin embargo, las industrias alimenticias de aceites están orgullosas al decirnos que sus aceites son 100 % vegetales y con cero colesteroles, pero no se molestan en decirnos cuanto de su aceite corresponde a la configuración trans y menos aún de los peligros de este tipo de grasas.

Nosotros no sabemos que estamos consumiendo grasas trans, pero nuestro cuerpo si lo percibe y responde con inflamación ante la oxidación producida por todos estos aceites ricos en grasas saturadas.

Cosa similar ocurre con el consumo de margarinas justificado bajo el paraguas de que son vegetales y con la alevosía silenciosa de la televisión y las revistas vemos imágenes de mujeres esbeltas que relacionan las margarinas con una dieta saludable para niños, ideal para deportistas, baja en calorías y sobre todo sin colesterol.

Muchos investigadores creen que esta es una de las causas primarias para las enfermedades que nos afectan en la vida moderna, principalmente las enfermedades crónicas, el cáncer y la enfermedad cardio vascular.

Además, el consumo de grasas trans afecta las paredes arteriales, la regulación de la presión sanguínea, la agregación plaquetaria, la función renal, la respuesta inflamatoria y la regulación del sistema inmunitario.

-Las grasas trans incrementan la placa ateromatosa de las arterias, elevan las cifras de colesterol total y LDL además disminuyen el colesterol “bueno” HDL.

-Disminuyen la eficacia del sistema inmunitario y al parecer decrecen los niveles de testosterona y debilitan los espermatozoides.

-Alteran la actividad enzimática del hígado y su capacidad de procesar cancerígenos y toxinas.

-Este tipo de grasas reducen la respuesta insulínica (no deseable en pacientes diabéticos).

MEDICINA ALTERNATIVA

Agenda Tu Cita Por Whatsapp